"Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre."

Gabriel García Márquez

Los hijos son como los barcos, al mirar uno en el puerto, imaginamos que está en su lugar más seguro, protegido por una fuerte ancla. Sin embargo, sabemos que está allí preparándose, abasteciéndose y alistándose para ser lanzado al mar, cumpliendo con el destino para el cual fue creado, yendo al encuentro de sus propias aventuras y riesgos. Dependiendo de lo que la fuerza de la naturaleza le reserve, tendrá que desviar la ruta, trazar otros caminos y buscar otros puertos. Pero retornará fortalecido por el conocimiento adquirido, enriquecido por las diferentes culturas recorridas. Y habrá mucha gente esperando feliz en el puerto.

Así son los HIJOS. Tienen a sus PADRES, o sea el puerto seguro, hasta que se tornan independientes. Por más seguridad, protección y manutención que puedan sentir junto sus padres, los hijos nacieron para surcar los mares de la vida, correr sus propios riesgos y vivir sus propias aventuras.

“QUIEN AMA SUELTA”
¡Cuán difícil es soltar las amarras y dejar partir al navío!… Sin embargo, el regalo de amor más grande que puede dar un padre es la autonomía.

"Seamos puertos seguros para nuestros hijos, donde podrán siempre regresar para recargar energías y seguir adelante."
Andrea Álvarez | Coach Familiar y Disciplina Positiva - Whatsapp

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